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Sep / 21
Conocemos un poquito más acerca de la producción que acoge nuestra sala dentro del Festival de Russafa Escènica 2022. Una pieza dirigida por Carlos Ruiz, y protagonizada por Estela Muñoz y Fernando Soler, que nos introducirá en un juego teatral y metateatral con una buena dosis de comedia, poética y absurdo.
¿Qué va a encontrar el espectador en Tomada? ¿Cómo va a ser su experiencia cuando se introduzca en la obra?
Va a encontrar una pieza de teatro textual. Un cuento protagonizado por Irene y su hermano. Pero, también, va a encontrar mucho juego, comedia, algo de poética y de absurdo. Va a encontrar alguna que otra respuesta. Pero, sobre todo, muchas preguntas. Va a encontrar poemas de amor, fábulas infantiles, canciones y leyendas.
Una vez me dijeron que las obras que escribo son «como un helado de dos sabores». Que lo mismo te dan por aquí que te dan por allá. Pues esta historia es de chocolate negro… y de esos helados de tortilla de patata que venden en la Plaza de la Reina.
¿Cómo ha sido el proceso creativo de la misma?
La primera piedra del espectáculo fue el texto. A partir de ahí empezamos a construir todo lo demás: espacios, personajes, movimientos en escena… Ha sido un proceso por capas. Es la primera vez que trabajo así. Primero escribí una versión «base» de la historia que duraba poco más de 10 páginas. Luego vi qué elementos podían desarrollarse y los fui explorando, ampliando tramas que hacían que la historia fuese, poco a poco, ganando más dimensión. Y así, después de 3 o 4 pasadas, llegamos a la versión «cerrada» del texto. Y, a partir de ahí, todo lo demás fue un juego entre los maravillosos actores (Estela Muñoz y Fernando Soler) y yo.
Es la tercera vez que participo en el festival. Las primeras dos veces lo hice como vivero («Al final del túnel» (2016) y «Los caminos del deseo» (2017)) y con «Tomada» repito después de unos años sin presentarme a festivales, esta vez como bosque (pieza larga). Supongo que, en mi cabeza, era la evolución natural. Ya había probado con piezas breves y ahora me apetecía enfrentarme a un texto largo, a una producción más grande. Cambiar un espacio poco convencional por una sala de teatro, plantear un diseño de luces (de la mano del maestro Mingo Albir), generar un espacio sonoro… Para mí, como creador, supuso un chute de energía que el festival confiase en mi propuesta y en mí. Es innegable que dar forma a un espectáculo en el marco de un festival es un empujón extra de cara a encarar la producción y a obtener mayor visibilidad.
¿Nos cuentas algún dato curioso de Tomada?
«Tomada» surge a partir de un cuento breve de Julio Cortázar llamado «Casa tomada». Es una versión muy libre, ya que el propio cuento siempre ha quedado muy abierto a la interpretación de aquel que lo lee. Nosotros, por ejemplo, lo utilizamos como una crítica a la turistificación y a la despoblación de las zonas rurales, pero también como un pretexto para hablar de la familia, del amor y de la soledad.
La primera vez que leí «Casa tomada» fue el segundo año de carrera. Una compañera me lo recomendó y enseguida supe que tenía que hacer algo con ese material. Han pasado ya 13 años y, por fin, aquí está. «Tomada» es, sin duda, el proyecto que más tiempo lleva en mi cabeza. Pero me alegro de que haya sido ahora el momento de escribirlo. Creo que, si no hubiese escrito todo lo que escrito ni leído todo lo que he leído durante estos años, el resultado no hubiese acabado siendo el que es ahora.Venid a vernos. Somos muy apañaos.
Podéis disfrutar de Tomada del 22 al 25 de septiembre en nuestra sala.
Entradas en www.russafaescenica.com